Cajero automático sostenible y solar de la Green School de Bali

Hace algún tiempo ya escribimos aquí una entrada sobre cajeros automáticos alimentados con energía solar, los cuales estaban mejorando la calidad de vida de muchas personas en la India rural. Pero el cajero sobre el que escribimos hoy es que además de solar, y de mejorar también las condiciones de vida de las personas, es que es muy bonito y sostenible. Pero vamos con la historia.

Cuando la Green School de la isla indonesia de Bali (considerada la escuela más sustentable del mundo) decidió instalar un cajero automático, se encontró con muchos problemas técnicos. Los cajeros automáticos requieren de electricidad y, por temas de seguridad, deben de estar anclados a grandes losas de hormigón. Pero eran problemas que había que solucionar ya que para pagar a los empleados de la escuela, o para poder obtener dinero en efectivo, había que desplazarse casi 13 kilómetros al cajero más cercano, lo que además de mucho tiempo, también requería de un gran gasto en combustible, perjudicial para el planeta y para la economía de las personas.

El proyecto empezó con la visita a la escuela de un empleado del Banco Internacional de Indonesia, según comenta John Hardy, fundador de la Green School, pero las especificaciones técnicas que requerían, muy estrictas y alejadas del concepto sostenible de la escuela, hacían que el cajero se pareciese demasiado a uno instalado en una ubicación, digamos, más habitual.

Para solucionar ese problema, ofrecieron sus propias soluciones. Para evitar verter dos toneladas de hormigón en el lugar, localizaron una gran piedra sobre la que se asentaría la estructura. Decidieron construir una cabina de bambú, cristal y aluminio reciclado para protegerlo de las inclemencias del tiempo y para mantenerlo lo más posible fuera de la vista.

Para evitar tener que tender una línea eléctrica, le pusieron la guinda del pastel a la idea con las cuatro placas solares fotovoltaicas colocadas sobre largos tallos de bambú encima de la cabina, que parecen antenas, y que mejoran la eficiencia en la cantidad de radiación solar que reciben los paneles, al tiempo que los separan de la estructura para hacer ésta más adecuada al entorno.

Según comenta John Hardy, “Esto no es un mundo perfecto. Las placas solares son unos módulos estándar de GE, el cableado eléctrico es de un cable normal. Pero estamos muy orgullosos de cómo ha quedado la instalación, de cómo luce. La gente se sorprende al ver un cajero automático bonito. Supongo que eso es lo importante. Está funcionando bien, sirve a la comunidad y se ahorran un montón de viajes a otras aldeas donde la gente tenía que desplazarse para conseguir dinero en efectivo”.

Esto nos muestra que aunque no siempre existan soluciones adecuadas de baja tecnología disponibles para los países en vías de desarrollo, utilizando la creatividad sí hay cosas que se pueden hacer para reducir nuestro impacto ambiental, para hacer las cosas más sostenibles y bonitas, a la par que se ayuda al desarrollo social y económico de las personas.

Fuente e imágenes:   treehugger

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